Una nueva victoria a domicilio del Primer Equipo le permite seguir optando, matemáticamente, al ascenso directo. Dos goles de bella factura obra de Anto y Castillo y el solidario trabajo de todos permitieron vencer a un Deportivo Ciempozuelos que compitió cada segundo.
Sucede que en ocasiones el calendario esconde entre sus treinta y cuatro páginas determinados partidos en los que uno no parece reparar. Alguien decidió llamarlos en un momento de inspiración, o de risas que aún le deben durar,"partidos trampa", como si se trataran de una papelera amenazante sobre el borde superior de una puerta entreabierta, o cómo si no estuvieran planificados a priori al igual que los otros treinta y tantos envites, o como si tuvieran una recompensa menor en cuanto a puntos para la tabla. Viendo la tabla, máxime tras venir de derrotar al líder con remontada incluida, más de uno podría haber dado el partido por "seguro". Pensando en el resultado de la ida, más de uno hubiera pensado que el encuentro sería un trámite. Y así, cualquiera podría haber bajado el listón, lo que hubiera supuesto agarrar el pomo de esa puerta a la que aludíamos antes.
Pero este Colmenar, no, no lo hizo. No solo por mantener el debido respeto al rival. No solo por mantener el debido respeto a uno mismo. Lo hizo, principalmente por madurez. La que te lleva a entrenar tres días de cada cinco laborables como si te enfrentaras al más fiero de los enemigos posibles. Y ese hábito, es uno de los rasgos más relevantes de este equipo, y permitan que me ponga en pie: la cantidad de veces que este equipo entrena muy bien. Alejado de las cámaras, los twitters, y en muchas ocasiones bajo el diluvio universal.
Y esa madurez fue la que le llevó, casi por inercia, a iniciar el choque con el Colmenar reclamando su protagonismo. Los primeros instantes sirvieron para aclimatarse al encuentro, y una vez realizada esa adaptación, volar. El primer aviso llego por medio de un Castillo omnipresente que sacó el cañón a pasear desde la frontal, obligando al meta local a lucirse para despejar a córner. Apenas minutos después, el centro del campo activó la máquina de la magia, y el avión despegó. Tras una buena combinación en la medular Jorge divisó el movimiento de Anto por el carril central, puso el balón en el punto justo en el momento adecuado. El hábil punta colmenareño. castita, alhaja, galán y perla, todo en uno, hizo el resto: Se plantó solo ante el meta local, al que superó por aire con un toque de pura clase, pese a que la situación invitaba a la demolición, mientras dejaba su tarjeta de presentación. Antonio Santos, Anto, rompedor de cero a ceros. El equipo franjirrojo no bajó el ritmo y apenas instantes después, una nueva jugada combinativa finalizaba con Hugo asomado al balcón del área enviando otro misil hacia las mallas, donde el portero anfitrión acumulaba a la vez aplausos y sobresaltos. El remate de Hugo terminó de espolear a los ciempozueleños quienes comenzaron a adelantar líneas y buscar con más ahínco la zaga liderada en esta ocasión por Maillo y Angulo, flanqueados por Ceve y Eric en sus costados. Precisamente por ahí empezaron a llegar los sobresaltos colmenareños. Como en una sucesión de pequeños acontecimientos casi inapreciables para el espectador menos atento, el encuentro fue mutando hacia otro escenario. Una falta en terreno de nadie realizada por Eric se convirtió en la primera amarilla del encuentro, y a partir de ese instante se inició una suerte de reválida sobre capacidad de adaptación.
Llegó el descanso y el Colmenar hubo de recomponerse puesto que Ceve, con importantes problemas físicos, no podía continuar en el choque. El Colmenar se recompuso con la incorporación de Diego, fighting fire with fire, y con Oh capitán mi capitán Nevado sin importarle los galones ni las posiciones, como esos generales que dirigían a sus ejércitos desde la primera línea, no desde un despacho tomando decisiones. Además, poco después el técnico visitante Pedro Pablo Díaz trataba de limitar el protagonismo que estaba alcanzando el conjunto local, cada vez más intimidante en los dominios de Pablo, quien volvía a la titularidad. Vivi sustituyó a un Guillaume que había cambiado el brillo por el trabajo en mate durante el partido. Los cambios fueron surgiendo su efecto en un encuentro donde todos los presentes ya percibían la relevancia casi definitiva que tendría el próximo gol en verse sobre el césped. Con el Colmenar alcanzando el punto de ebullición a fuego lento, una brillante acción de Hugo terminó generando casi de la nada una gran oportunidad para Anto, cuyo remate no cogió suficiente rosca. La vuelta final de tornillo llegó con la incorporación de Eli al encuentro, que terminó de volver a volcar el campo hacia la portería del Deportivo Ciempozuelos. En casi su primera acción sobre el verde, el propio Eli remato espectacularmente un saque de esquina poniendo el Uy en las gradas del Municipal, y pocas jugadas después, una buena acción colmenareña por su costado derecho acabó con el balón en un nuevo saque de esquina. Y tras el rechace de la defensa, el balón volvió a Nevado, quien divisó a Castillo por el costado izquierdo del ataque. El fenomenal pase del ocho colmenareño fue orientado por el seis, con una destreza más propia de un nueve, y ante el achique del meta rival, Castillo demostró que la sutileza no está reñida con el poderío que lleva demostrando el, digámoslo ya, posiblemente mejor mediocentro puro de todo el grupo 2 de la Preferente Madrileña. Pablo del Castillo, Castillo, Casti, Gruñón, El que le han partido la cara infinitas veces esta temporada, llámenle como quieran. Con una sutil rosca al palo largo acabó marcando el segundo tanto para los serranos, el de la sentencia. El que confirmaba otros cinco minutitos más de sueño metafórico en lo que se esperaban otros resultados. Se hizo esperar, pero el gol de Castillo, celebrado con especial ilusión por todo el equipo, bien pudo valer su peso en oro.
El tanto, volviendo al partido, terminó de prender la mecha del último barril de pólvora de un Deportivo Ciempozuelos que seguía luchando por el encuentro. Y llegó a tener su opción pero entonces apareció otro Pablo. Pablo Cámara aka Pablo Portero aka Pablete. Repartiendo arte, porque esa es su cualidad. Más de ciento noventa centímetros competitivos. Mas de diez semanas luchando entrenamiento tras entrenamiento sin dejar de animar a su compañero y sin embargo más directo competidor, José Ángel. Más de diez semanas, como su equipo, haciendo de la necesidad virtud, y trabajando sin dudar por si ese momento llegaba. Y llegó en forma de un delantero velocísimo por el costado derecho, que tentó al guardameta colmenareño invitándole a caer, como si fuera el destino invitándole a dejarse ir. Pero Pablo aguantó estoicamente, y el intento de vaselina rival acabo manso en las manos del portero. Y como además dicen que la suerte es para el que la trabaja, la madera acabó repeliendo la última gran ocasión para el conjunto arlequinado. En vista de cómo el partido como tal había saltado en mil pedazos, el Colmenar -que gozó de alguna ocasión más para aumentar su cuenta por medio de Diego y Vivi- terminó de reforzar el dique con la entrada al césped de Dani de las Heras aportando aún más empaque a una defensa que ya de por sí se asemejaba al muro de Invernalia: Si los números defensivos de este conjunto son el síntoma ,el trabajo de mucha gente, como estos jugadores, es la causa.
Llegó el final del partido, de esta reválida de adaptación a las circunstancias, de cómo la madurez sirvió para hacer de la necesidad, virtud. .
Y cuando despertó, el sueño todavía estaba allí.
Jugaron: Pablo, Eric (Dani), Ceve (Diego), Angulo, Maillo, Castillo, Nevado, Jorge, Guillaume (Vivi), Hugo (Eli) y Anto. Y José Angel. Con el resto de miembros de la plantilla en la grada. Detalles...
