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La mañana se presentaba dura, contra un equipo que al igual que nosotros venia de dos victorias contundentes, con diez bajas y dos benjamines.

Todo en contra para un partido crucial. Lejos de dejarnos amedrentar por la situación nos vinimos arriba y salimos a morder.

La primera parte tuvo dos fases muy claras: los primeros 20 minutos de un monologo de ataque del rival en la que consiguió un gol pudiendo ser muchos más.

Por otro lado los últimos 10 que bajaron el ritmo y pudimos salir de su asfixiante dominio físico y gracias a una falta pusimos las tablas antes del descanso.

Las premisas eran claras: luchar, luchar, luchar y luchar hasta que pitara el árbitro, y así fue.

Conseguimos mantener las tablas hasta que nos dieron las fuerzas y ya nos vimos superados por un equipo completamente superior a lo esperado en esta categoría.

A pesar de la derrota, nos fuimos orgullosos todos de nuestros niños que intentaron hasta el final frenar la superioridad rival.

Disfrutamos las victorias y aprendemos de las derrotas.