Colmenar y Galapagar firmaron un vibrante empate en un partido repleto de acción desde el primer al último minuto.
A veces no es tanto estar vivo como sentirse vivo. Corrían tiempos difíciles para los soñadores franjirrojos en las últimas semanas, y el empate cosechado la pasada semana en la visita a Torrelodones traía consigo un aroma a derrota que se sobreponía al dulzor del punto sumado. Pero hay empates y empates, y el que nos ocupa trajo consigo sensaciones radicalmente opuestas al precedente que ya hemos mencionado. Desde el primer instante del calentamiento el equipo de Pedro Pablo Díaz transmitía las sensaciones que había ido sembrando durante el trabajo entre semana. Y ocurrió que si algún espectador se había dejado guiar exclusivamente por la clasificación liguera pronto se topó con que, como se suele decir en el fútbol americano, un domingo cualquiera cualquier equipo puede ganar al que tiene frente. Y si esto ocurrió no fue por demérito de un Galapagar que está firmando un brillante inicio de temporada y ocupa por méritos propios plaza en la zona noble de la tabla (Respect para ellos), sino por un Colmenar que se había enjuagado la cara y empieza a reconocerse en el espejo, a través de su juego colectivo y del compromiso de sus componentes, fueran cuales fueran las circunstancias. Quedó esto especialmente demostrado tras recibir el primer gol en contra de la mañana, tras penalti señalado por el colegiado. El Colmenar se sacudió el polvo de la visera como un Django que empieza a reivindicarse frente al mundo y de la mano de un ejército de centrocampistas retomó el pulso al partido. No llegó el empate antes del descanso, pero seguramente se habían sentado las bases. Y a los pocos minutos de la reanudación todo siguió cobrando sentido, cada vez jugando más en campo contrario y con el descaro necesario en los últimos metros, quizá el gran pero al juego visto en semanas anteriores.
Para terminar de dar el giro de tuerca definitivo, el técnico local dio entrada a Viví y Walid en sustitución de Diego y Guillaume, sin cuyo desempeño no se podría analizar el desarrollo del encuentro.
La apuesta del banquillo local pronto comenzó a revelarse como positiva, al renovarse no sólo pulmones y piernas sino traer una remesa extra de pólvora. El partido comenzó a virar por el costado de la mano de un Iñaki que llegaba al partido entre algodones y sin embargo no especuló en esfuerzo alguno. Y por ahí nació también la jugada del empate. Con temple, el lateral franjirrojo cambio el esférico de costa a costa a Kike, quien acabó asistiendo a un Jose Manuel que de golpe y golazo rubricaba su buena actuación con el primer gol en su cuenta esta temporada, metía a su equipo de lleno en la lucha por la victoria y seguía consolidando su línea ascendente.
El Colmenar cada vez se sentía más a gusto sobre el césped del Alberto Ruiz y poco después culminaba la remontada. Tras la enésima circulación de balón, Vivi recibía el balón dentro del área rival, en las proximidades de la portería, pero en posición escorada y con el portero brillantemente achicando para tapar la práctica totalidad del ángulo de tiro. Pero el delantero vislumbró el mínimo hueco existente. Y soltó el latigazo; un misil tierra aire que besó el larguero por dentro como preliminar y acabó abrazando la red en el clímax del 2-1.
El Galapagar vivía sus momentos más difíciles durante el encuentro, con un Colmenar que no renunciaba a marcar su tercer gol y que además encontraba un camión cisterna de oxigeno cada vez que encontraba a Mansilla en balones verticales. Y sin embargo, el conjunto amarillo y negro jamás cesó en su empeño de competir, incluso cuando uno de sus centrales quedó tocado en un lance fortuito del juego y tuvo que aguantar hasta la conclusión para no dejar a los suyos en inferioridad numérica. Con el Colmenar dando entrada a Luis en sustitución del aplaudido Mansilla para reforzar la defensa antiaérea
El juego comenzó a virar hacia un estilo mucho más directo por parte de ambos conjuntos, y finalmente el equipo visitante encontró premio a su insistencia, al señalarse un nuevo penalti en el área colmenareña con el tiempo a punto de alcanzar los 90 minutos reglamentarios. El lanzador lo transformó y acabó poniendo el a la postre definitivo empate a dos en el luminoso. El Colmenar dio entrada al último cambio, incorporándose Juanma en sustitución de Oh Capitán mi capitán David Nevado.
Prácticamente no hubo tiempo para más. Y pese al mal sabor de boca por los dos puntos evaporados en la recta final del encuentro, el pasar de los minutos iba aclarando las principales enseñanzas de este partido, acaso de esta semana que hemos pasado. En primer lugar que el Colmenar sigue vivo.
Y sobre todo, que no solo sigue vivo. Sino que se siente vivo.
Jugaron: Napi, Iñaki, Kike, Edu, Fran, Maíllo, Nevado (Juanma), Jose Manuel, Diego (Vivi) Guillaume (Walid) y Mansilla (Luis).
Fotos del partido
