Frenazo en seco de las chicas del Colmenar Viejo
Se llegaba al escenario con la incertidumbre de si se podría jugar el partido o no por problemas en el equipo rival, pero finalmente el balón echó a rodar para trastocar los intereses del Colmenar Viejo.
Fue un partido apático, poco vistoso y completamente diferente a lo vivido en todas las anteriores jornadas de Liga. Y es que, en lo relativo a lo meramente futbolístico, se pudo presenciar más bien poco.
De ello se encargaron las rivales del UD Camarma, con un juego rudo, agresivo y que en muchas ocasiones rozaba lo violento, amedrentando a las Colmenareñas ante esa situación con recurrentes faltas. Pero el árbitro también contribuyó a la causa, ya que con su permisividad no supo controlar en ningún momento el partido, que se fue poniendo por momentos cada vez más caliente y brusco, lo que perjudicaba a un Colmenar Viejo poco habituado a ello y beneficiaba a un UD Camarma que jugaba en casa y se maneja con soltura en ese tipo de juego trabado.
Así las cosas, el partido acabó con trifulca al borde de la primera parte, con expulsiones para ambos equipos y continuadas provocaciones de las rivales que poco a poco iban sacando del partido a las franjirrojas.
Perfectamente podría haber sido un partido con resultado de 0-0, ya que no hubo ocasiones manifiestas de gol y ningún equipo se hizo con las riendas del partido con la superioridad suficiente para merecer ganar. Y realmente así sucedieron los goles, sin ocasiones: un rebote que acaba en gol, un despeje largo y alto con un balón bombeado que termina directamente en gol y un error al coger el balón la portera que dejó en bandeja el balón para que la jugadora rival entrara prácticamente andando en la portería.
A pesar del resultado adverso y de una primera parte en la que Colmenar Viejo no tuvo ningún ápice de intensidad, parece que las expulsiones y el despertar en el descanso tuvieron un efecto positivo en el equipo, que salió en el segundo tramo del partido con mayor firmeza, dispuesto a intentar cambiar las cosas y empezando a rondar las zonas de peligro del equipo rival con mayor constancia y empuje, aunque el gol se resistió por completo.
Finalmente se rompe esa inercia de resultados que venía cosechando el equipo, pero se aprende a vivir también partidos de este estilo, curtiendo a las jugadoras en situaciones adversas que pueden servir para un futuro.
