El Colmenar salió derrotado de su visita al Alcala B tras ver como el rival daba la vuelta al marcador en un par de minutos del primer acto y como a pesar de las ocasiones del segundo no se pudo alcanzar ningún punto para los franjirrojos.
Si hemos de empezar esta crónica siendo sinceros, ahi va la primera reflexión en voz alta: Resulta muy complejo el ejercicio de escribir este texto sin caer en un ejercicio vacuo tratando de evitar que parezca una recopilación de excusas.Pero no por complejo dejaremos de intentarlo. Tanto este equipo como usted, nuestro fiel lector, se merecen una visión de los hechos ya que han decidido hacer click en este enlace (y seguramente no es la primera) y no en otro hipervínculo. El regusto que quedó al finalizar el partido fue amargo, mucho, pero al menos para quien esto escribe el poso va tornando hacia un sabor más ácido respecto a lo ocurrido el pasado domingo en el césped del Anexo al Estadio del Val, en Alcalá de Henares, a escasos metros de uno de los templos por excelencia del fútbol madrileño.
Continuaremos explicando como el partido empezó bonito para los colmenareños, e incluso trepidante. Si me apuran, rozando lo preciosista. No se había cumplido ni el primer minuto del encuentro cuando el Colmenar comenzó a mostrar su candidatura a la victoria con una jugada a varias voces (piernas, más bien) que acabó practicamente sobre la línea de gol con un remate en posición forzada de Jose Manuel. El susto pilló a más de uno de los espectadores desprevenido y casi sin sentarse en su localidad, pero puso en sobreaviso a un Alcalá B que tenía bien estudiado a su contendiente en esta ocasión, al igual que en el encuentro de ida. El paso de los minutos trajo una nueva ocasión para el equipo visitante, al rematar Edu en la segunda jugada de una acción a balón parado. El esférico salió lamiendo el travesaño, y dejo al equipo visitante casi relamiéndose. El equipo rojillo, por su parte, trataba de conquistar territorio colmenareño por la vía del juego directo, con un colosal trabajo físico y táctico por parte del conjunto anfitrión, pues cuando su propuesta alcanzaba la primera base ya estaba mirando hacia la segunda.
Pronto llegaría el primer gol, y lo hizo incluso con otra gran jugada como anticipo, como en esos conciertos de grandes artistas en los que uno no sabe si tiene más ganas de ver al telonero o al artista principal. Pese a la magnífica presión organizada del conjunto alcalaino, el Colmenar fue superando línea tras línea desde su propio saque de puerta hasta acabar en el otro extremo del campo logrando el premio "menor" de un córner. Y en el saque de esquina, el magnifico servicio de Christian fue rematado a gol por oh capitán mi capitán David Nevado, quien ponía al Colmenar por delante y ratificaba sobre el marcador el argumentario visitante. Paulatina y metafóricamente el viento fue cambiando de dirección. Primero llegó la lesión del capitán colmenareño, quien tuvo que ser sustituido de inmediato por Diego. A los pocos instantes, tras una falta lejana, el saque fue rematado por un atacante alcalaino que ponía el empate. Pocos minutos después, otra falta a favor del Alcalá B desde similar zona, golpeaba en la barrera antes de alojarse en el fondo de las mallas, haciendo inútil el escorzo de Pablo, y dejando al Colmenar como al hombre del traje gris que se preguntaba a sí mismo quién le había robado el mes de Abril. Todo eso fue al debe en tan corto espacio de tiempo que al Colmenar pareció le brotó alguna que otra cana. Si ya la semana había amanecido torcida (jodida más bien, disculpen la sinceridad) con la baja de Isma (ánimo!) , todas estas circunstancias alentaban más a la división y a esconder la cabeza bajo el ala que al toque de corneta.
Como puede imaginarse cualquiera que conozca mínimamente a este grupo ocurrió lo segundo. Y pese a no ser uno de esos días en que al artista se le cae un pincel y le sale un boceto, ocurrió de tal manera que desde el primer instante de la reanudación el Colmenar se volcó sobre la meta local, hasta el punto de serle anulado un gol en el minuto 1 de la segunda parte, 46 del global. Después el Colmenar empezó a reencontrarse a si mismo desde el orden, tocata y fuga, con Eric y Ceve por los costados, con un gigantesco Edu que no para de crecer y hacer crecer a cuantos le rodean, con Maillo, Castillo, Diego y Jose Manuel tratando de generar el caos ajeno a partir del balon y el valor propio, con Anto, Vivi y Christian bregando entre la maleza intentando sembrar flores de algodón, que cantaba el otro Iniesta, el poeta sin balón.
Llegaron ocasiones, claro. Como un tiro de Vivi que salió bufando flequillos, u otro remate de Edu que se acabó estrellando en el travesaño. Llegaron los cambios, saltando al terreno de juego Víctor, que volvía tras su prolongada baja, y Adri. Con la revolución 12111 del partido llegaron más ocasiones sobre la meta alcalaina. En quizá la más clara de todas Ceve sacó el cañón a pasear con un chut que no pudo ser repelido por el portero pero cuando el balón avanzaba hacia la red volvió a topar con la madera.
Y por si a todo esto le faltaba algo, a escasos minutos de la conclusión, Diego debía ser sustituido también por lesión, incorporándose Dani al césped para como siempre, sumar su granito de arena y solidez. Los instantes finales del encuentro fueron de adrenalina pura, En la penúltima jugada del partido, un balón acabó cayendo a Castillo quien controló con el pecho y tiró a puerta, topando el esférico con algo en el bosque de piernas que poblaban el área de meta, e incluso en la última, el Colmenar dispuso de una falta lateral que no encontró rematador en el área.
No pudo ser, el Colmenar tuvo que tragarse el sapo de la derrota. En la expedición franjirroja nadie se dedicó a darse golpes de pecho, a clamar por merecimientos, injusticias del destino y demás aspectos externos. Todo el mundo tuvo muy claro que el fútbol nunca va de "merecer" o "no merecer", sino de hacer o no hacer. Y sobre todo, el equipo asumió unido cada circunstancia que tuvo que afrontar en una semana poco dada para la lírica. Fuera un gol, una lesión o una derrota dolorosa.
Seguramente ese es el mejor camino para cualquier grupo humano, pues el estar unido en los momentos amargos o ácidos facilita que estos acaben tornando en dulces.
Detalles.
Jugaron: Pablo, Eric (Víctor), Maillo, Edu, Ceve, Castillo, Nevado (Diego, sustituido por Dani), José Manuel (Adri), Vivi, Christian y Anto.
