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Juvenil A


03/11/2013
Trabajadisima nueva victoria, del equipo y en equipo

JUVENIL A - Las Rozas C.F. B


Resultado: 2 - 1

Fecha: 02/11/2013

Hora: 17:30

Estadio: Colmenar Viejo - Alberto Ruiz (Ha)

El Juvenil A de la AD Colmenar Viejo confirmó su mejora partido a partido y logró una nueva victoria frente al UCJC Las Rozas B por dos goles a uno, en un encuentro emocionante y disputado hasta el último segundo.

Equipo: 2. m. Grupo de personas organizado para una investigación o servicio determinado.

3. m. En cierto deportes, cada uno de los grupos que se disputan el triunfo.

No resultaba un desafío fácil en absoluto el del Juvenil A esta semana. Viniendo de una victoria a domicilio para jugar en casa frente a un rival con posición en la zona más incómoda de la tabla, y hasta una tarde soleada para jugar al fútbol. Todos ellos, ingredientes positivos. Todos ellos, sobre todo, óptimos para caer en el pecado de la soberbia y pensar que el partido no requeriría la atención de otros desafíos. Cuántas veces hemos hablado en estas crónicas de las lecciones que hay que coger al vuelo, y… sí, el equipo volvió a hacerlo.

Los colmenareños de nuevo se encontraron con un partido complicado desde el minuto 1. Unos primeros minutos de tanteo entre ambos conjuntos ofrecieron un panorama como el esperado por el conjunto franjirrojo. La propuesta del conjunto visitante y su manera de llevarla a cabo chocaba completamente con su clasificación en la tabla, con un mediocampo veloz en sus transiciones que pondría a prueba la capacidad de reacción de la defensa comandada este sábado por Sarri, mientras que los locales comenzaban a poner a prueba los nervios visitantes ya a los pocos minutos cuando una buena jugada coral acabó con una preciosa vaselina de Diego que se estrelló en el travesaño. Además, cada balón colmenareño a la espalda de la defensa rival llevaba una carga de dinamita, vía por la cual llegaron nuevas oportunidades que no se pudieron materializar, hasta que a la salida de un córner en contra, Diego divisó a Villa y con un prodigioso cambio de juego habilitaba al extremo, quien fue puntual a su cita con el gol y adelantaba a la Agrupación. Honestamente, este cronista cree que este gol representa a las maravillas esa segunda acepción de la RAE para la palabra equipo, todos los componentes del once franjirrojo, en mayor o menor cercanía, con contacto o sin contacto con el cuero, contribuyeron a la defensa del córner o a la formación del contraataque. Para circunstancias así se debió inventar la palabra “equipo”. Pero bajemos de las nubes del metafútbol para hablar del resto de la primera parte, en la que no se movería el marcador pese a varios arreones de ambos conjuntos.

La tónica no varió demasiado en la reanudación, el Colmenar seguía aprovechando una cierta inseguridad visitante ante los balones largos, mientras que estos trataban de alcanzar la meta de Uge con rápidas combinaciones una vez que sorteaban la presión de una primera línea comandada por Carlos Forcano y Alex Ventura, quienes estuvieron bregando todo el encuentro con toda la retaguardia de Las Rozas, fueran cuatro o cuatrocientos. A los delanteros a veces no basta con medirles solo por sus goles, (ver Raúl González Blanco). Ambos técnicos comenzaron a mover los banquillos buscando frescura de piernas y de ideas, pero con ambos porteros muy sobrios, el marcador no se movió hasta que los de Las Rozas pusieron el empate en el luminoso. Como ocurrió dos semanas antes en este mismo Alberto Ruiz, frente al Majadahonda, el Juvenil A veía como un partido que había podido sentenciar repetidamente era empatado por el rival.

Pero no. El final no fue el mismo que aquel día. La tensión competitiva afloró en los serranos y comenzaron a poner cerco a la meta rival de manera más que patente. El cansancio de un encuentro con tanta refriega en la medular desapareció al romperse el partido y el Colmenar obtuvo su premio a cinco minutos del 90. Johan desbordó y puso el balón al segundo palo, a la zona del extremo, donde apareció Villa desencadenado. Un balón perfecto vivido a cámara lenta por cuantos ocupaban césped, banquillo, grada, bar o pasillos del estadio colmenareño. Casi podría decirse que sonaba la música de Gladiator mientras el balón volaba. El siete acomodó el cuerpo como mandan los cánones y sin pensárselo dos veces remató el balón a la escuadra rival, con tal virulencia que convirtió la música de Gladiator en un riff de guitarra de Extremoduro, con tal potencia que no podemos descartar que lo hiciera con la energía de cuántos deseábamos que aquel remate fuera a puerta, con tal corazón que generó una explosión de alegría imposible de medir en newtons, voltios, amperios o cualquier unidad de medida utilizada por el ser humano.

Pero con cinco minutos más, un descuento que prometía ser eterno, no cabían palmaditas en la espalda, ni sonrisitas autocomplacientes. Tocaba seguir arremangados y hacer todo cuanto estuviera al alcance para certificar que esos tres puntos no saldrían de Colmenar, y convertidos en un bloque, los franjirrojos aguantaron cada ataque rival con tanta convicción como se había puesto durante los noventa minutos. Incluso el portero rival subió a rematar el último córner.   También en esa jugada la palabra “equipo” volvió a tomar todo su significado, y como dirían los religiosos se hizo presente.

El pítido final del colegiado certificaba tres puntos. Las sonrisas, ahora sí, del equipo cómo habían trabajado y sufrido todos: En equipo.  

Jugaron, y de qué manera: Uge, Asier, Sarri, Adrien (Marlon), Rober, Alex Gil (Johan), Julián, Diego (Julio Serrano), Villa, Alex Ventura (Mansilla) y Carlos Forcano.

CARGANDO... POR FAVOR ESPERE