Visitamos el campo del Simancas y sus dimensiones nos hacen presagiar otro partido disputado e intenso.
Se agradecen estos días de “invierano”, la grada se hace más llevadera.
La emoción y la intensidad se hizo notar desde el primer minuto y sin saber cómo ya perdíamos 1-0. Caímos pronto. El Simancas nos enseñaba como se jugaba en un campo de esas dimensiones y que era lo que nos esperaba durante el resto de partido. Balones desplazados en diagonal a las bandas, cambios de orientación a la espalda de nuestra defensa y ninguna complicación, atrás no se juega el balón. Durante esos diez primeros minutos, Ángel nos sujetó en el partido con acciones de gran mérito. Ellos creaban más peligro y nosotros buscábamos la manera de situarnos y adecuarnos a él. En esta búsqueda, Mario consigo poner un balón largo a Guzmán y éste consigue el 1-1, ganando en velocidad a la defensa contraria. Tocaba coger aire, nos levantamos. Pero pronto volvimos a caer. No habían pasado diez minutos y el marcador reflejaba 2-1. Otro balón a la espalda de nuestra defensa y en otro remate certero, se adelantan de nuevo.
Toca levantarse, toca remar. Y en esto, este equipo, nos da una lección cada vez que pisa el campo. Tantas veces como me tires, tantas veces que me levantaré, o al menos lo intentan.
En defensa, Rafa nos ofreció un ejemplo de actitud y esfuerzo. Estuvo rápido y acertado en sus acciones. De centro del campo en adelante nos costaba mucho crear acciones combinadas.
Desde este momento y hasta el final de la primera parte, la Agrupa (como bien dice uno de nuestros padres) lo intentó, sin mucho acierto pero con esfuerzo y tesón. Como un buen remero.
En una de estas embestidas, Guzmán se planta solo delante del portero, pero su remate es desviado a córner en una gran acción. Buen portero, también, el de Simancas.
Hoy tocaba sufrir, pero íbamos a ver un emocionante, intenso y bonito partido.
La segunda parte comienza con los tradicionales cambios en nuestro equipo. Pablo sustituye a Oscar e Iván entra por Gala, y aunque sea reiterativo en las crónicas, los que entran siempre aportan algo nuevo al equipo. La velocidad de Iván nos permite robar más balones centra del campo contrario y la verticalidad de Pablo pone en jaque a la defensa rival.
En los primeros minutos nos mostramos mejor que ellos, y gracias a ese dominio, en otro balón disputado por Guzmán en la frontal del área, orienta el balón a su pierna buena y, esta vez sí, consigue superar al buen portero de Simancas. 2-2. Tocaba coger aire. Antes del gol ya habían saltado al campo Torres y Gonzalo por Manu y Casasus. Torres leyó perfectamente que había que hacer en cada momento, lanzaba peligrosos centro al área contraria. Gonzalo puso mordiente en el ataque consiguiendo rematar varias veces a portería. Quedaban 20 apasionantes minutos por delante. El partido se tornada de ida y vuelta y en ese ir y venir, otra vez al suelo. El balón se queda en nuestro área, nadie consigue despejarlo y el delantero local acierta con nuestra portería. Toca levantarse, y poco tardaron en hacerlo. 2 minutos después, Pablo despliega su potencia, en una baldosa regatea al portero y marca el 3-3. Emoción, intensidad y bonito partido. ¿Se puede pedir algo más? Jugadas que mueren en el borde del área, remates que llegan mordidos a manos del portero, remates de cabeza, faltas que van a la escuadra y saca el portero, jugadas polémicas… Tal vez, todo tuvo que acabar así, pero en el último minuto el árbitro decreta penalti a favor de Simancas. El lanzador lo pone en la escuadra. 4-3.
Uno puede estar de acuerdo o no en que ocurrió en los últimos minutos, pero no puede empañar lo que vimos y disfrutamos (o sufrimos) en los 58 anteriores. Fin del partido, los dos equipos salen ovacionados por ambas aficiones. Se lo merecen. Nos dan un ejemplo de lo que es esto, futbol, un juego. A mí, al menos, me lo hicieron recordar. Lo vi tarde, pero lo he visto. Gracias.
Esta vez salió cruz, seguro que no tardaran en levantarse.
Nos vemos el sábado que viene con el cierre de la primera vuelta, disfruten de su semana.
