Demasiado castigo para el estreno en competición. Colmenar acabó pagando los platos de la novatada.
Las chicas del AD Colmenar Viejo se presentaban con ilusión para este primer partido de la temporada, con el aliciente de tener la puesta de largo en casa y haciéndolo ante los aficionados, amigos y familiares presentes, pero la victoria no fue posible debido al desacierto de cara a portería rival.
Los primeros compases del partido dejaron claras las intenciones del Colmenar, con un juego combinativo que le llevó al dominio del partido durante los primeros 15 minutos, en los que se alternaron varias jugadas de mucho peligro sobre la portería rival del Camarma y saques de esquina, que o bien desbarataban las rivales en última instancia, o bien se escapaban lamiendo el poste o el larguero, levantando a los aficionados del asiento con varios "uyyyyys" y amagos claros de gol.
Sin embargo, una vez superado el empuje inicial del Colmenar, el Camarma se asentó y tomó ligeramente las riendas del partido, hasta que un despeje largo de la defensa del Camarma pilló descolocada a la defensa del Colmenar, que no midieron adecuadamente el bote y significó el primer mano a mano que tendría la delantera del Camarma, que batiría a Eva por alto, significando el 0-1.
No obstante, el Colmenar seguiría intentando poner las tablas con ímpetu, hasta que otro balón largo proveniente de un despeje del Camarma, terminó con idéntico resultado que al anterior. Era el 0-2.
A pesar del resultado adverso y de las sensaciones injustas del partido, el equipo de Colmenar decidió arriesgar con defensa de 3 y colocar 2 delanteras, con lo que tuvo mayor presencia ofensiva y metió atrás a las 11 jugadoras del Camarma durante más de 20 minutos de la segunda parte. Tras uno de esos ataques continuados, Anita colocaría de falta directa el balón en las redes rivales, alimentando la esperanza de la remontada local con el 1-2, más aún después de otra falta que se marchó ligeramente fuera y de dos jugadas claras de mano a mano de Inés Costa frente a la portera rival que tampoco se materializaron.
Por desgracia, los riesgos a veces conllevan consecuencias, y con el equipo de Colmenar completamente volcado en busca del gol en los últimos 20 minutos, un contraataque del Camarma pondría la puntilla al partido con el definitivo 1-3 a falta de escasos minutos del final, sin apenas márgen de maniobra.
En el fútbol, existe la máxima que dice que el que perdona lo paga, y este partido fue un claro ejemplo de que tanto va el cántaro a la fuente, que al final el cántaro quebró. La sensación final del partido es que el Camarma se llevó un premio excesivo para tan pocas ocasiones generadas, en contraposición con el aluvión de ocasiones que tuvo el Colmenar, que de haber estado un poco más acertado de cara al gol, habría cambiado el resultado del partido de manera significativa.
