El Aficionado B volvió a la senda de la victoria frente al Deportivo Ciempozuelos cimentando su victoria en una segunda parte pletórica desde su inicio, que premió a los espectadores que acudieron al Alberto Ruiz con cuatro goles y un juego electrizante por momentos.
Enero suele ser mes de buenos propósitos, renovadas ilusiones y toda una amalgama de intenciones positivas para el año que acaba de comenzar. "Año nuevo, vida nueva" que dice el refrán. Y podríamos tirar por ahí para dar rienda suelta a esta primera crónica del año 2016. Pero no (oh).
Resulta que la historia de este partido para los franjirrojos del grupo 2 de Preferente se empieza a escribir hace unas pocas semanas, justo tras la derrota en casa frente al CD Latina, en una crónica que les debo, no crean que se me olvida. Resulta que la semana después de aquel día empezaron a cambiar las cosas. El equipo (jugadores) da un golpe de timón frente al destino a base de entrenamientos; a base de trabajo fuera de los focos. El equipo (todos en general) se olvida de las excusas. Llega el partido frente al líder de la categoría y hace lo que en estas mismas líneas describimos como "Sinfonía Agridulce". Llegó el parón, las cenas opíparas, las prisas porque mecawenlalechequemefalta tal regalo.
Pero resultó que el equipo siguió aumentando el ritmo y la calidad de ese trabajo que casi nadie ve. Algunos veían tres derrotas consecutivas mientras este vestuario veía tres semanas para mejorar. Para renacer.
Y llegó el día de ayer. Desapacible en lo climatológico. Apetecido por toda esa caseta en lo futbolístico. El Colmenar ya comenzó a cortejar (o tirar fichas) al gol en el primer acto del encuentro, con Anto, Adri, Jorge y Diego agitando el champán en la zona de tres cuartos e Isma junto a (oh capitán mi capitán) Nevado amenazando con su presencia por el flanco derecho, recopilando entre todos las coordenadas del gol que abriera la lata, como a punto estuvo el propio Nevado de hacerlo emulando el caballito de Steve Mcmananan en París (youtube es su amigo, querido lector). Atrás, Pablo solventó la mejor oportunidad que tuvo un Deportivo Ciempozuelos al que nadie debe dar ya por vencido en esta categoría. Pero se llegó al descanso con el empate inicial, con la mala noticia de la lesión (leve) de Anto, algunos mirando al cielo por si llovía, y otros buscando respuestas a esas oportunidades que se habían ido al limbo de los goles.
Pero las respuestas tardaron apenas unos segundos en llegar. Y el renacimiento.
Dio inicio al segundo tiempo el colegiado. El balón llegó a Castillo, quien divisó la incorporación de Víctor por el costado izquierdo. El lateral -cuya cotización aumentaba con el transcurrir de los minutos- no solo llegó, sino que vio y venció en su duelo particular sirviendo un espectacular pase al área donde Eric, convirtió en gol el primer balón que tocaba en el partido. Y lo siguiente fue una piña de todo el equipo celebrando el primer gol de 2016. Detalles.
No habían transcurrido cinco minutos cuando Jorge se dispuso a sacar un córner desde la izquierda de la portería. Y mientras eso pasaba, un Señor de 92 años con andador observaba atentamente. Un Señor, así con mayúscula, que no repara en si hace frío, calor, llueve o nieva, que siempre nos acompaña. Y con su fuerza, Eli remató impecable e implacablemente el servicio desde la esquina, anotando su primer gol de la temporada y poniendo el encuentro en franquicia para la franja colmenareña.
El estado de optimismo ya estaba declarado, como esas mañanas de Reyes en las que en el salón de una casa solo se oyen voces de alegría y papeles de regalo rasgados. Y apenas instantes después, una brillante combinación entre Adri y Eric, terminó con una asistencia del segundo para que el primero se plantara solo frente al portero visitante. Y cuando hubo que decidir, decidió servir a los presentes un gol con cucharita que levantó a la grada para celebrar el tanto del menudo delantero. Menudo delantero.
El conjunto rival trataba de reponerse de los tres tantos recibidos en apenas siete minutos, en los que aparte de los goles solo hubo tiempo para aplaudir a un Diego que cedía el testigo a Guillaume en el encuentro.
Precisamente Guillaume fue clave en la gestación del último tanto colmenareño, un gol con tantos kilates de calidad como de esfuerzo en los días laborables, combinando verticalidad con paciencia, sin confundir velocidad con prisas. El Colmenar volvió a abrir el tarro de las esencias. Tras una combinación entre Eric y Nevado, este cedió a Maillo quien demostró que el oficio es solo una de sus virtudes, pero no la única, y en un abrir y cerrar de ojos desatascó el centro del campo con una fenomenal pared devuelta por el recién incorporado Guillaume, para servir un balón en bandeja de plata a Adri, quien tras regatear al portero cedió a Jorge quien remató el balón al fondo de las redes, poniendo el 4-0 al marcador y haciendo aún más grande la sonrisa a la parroquia local.
El conjunto visitante, pese a los cuatro mazazos seguidos, no renunció a dar la cara y trató de buscar mayor verticalidad, lanzando contras a la espalda de los locales, y logrando reducir distancias por medio de un disparo cruzado que fue, a la postre, último tanto de la contienda. El Colmenar, que no se conformaba con los cuatro tantos ya conseguidos, aprovechaba para renovar energías en su plantel con las entradas al césped de Dani al eje de la zaga y de Hugo para la zona de ataque, quien llegó a disponer de alguna ocasión escorado a la izquierda, pero finalmente el marcador no experimentaría variación alguna. El partido finalizo sin mayores sobresaltos y el Colmenar vivió su renacimiento de esta manera, con una victoria.
Saltando de la cama con las pilas a cien, con las ideas oxigenadas, de lo que quiere ser, con una visión clara.
Jugaron: Pablo, Isma, Víctor, Maillo, Eli, Castillo (Dani), Diego (Guillaume), Nevado, Anto (Eric), Jorge y Adri (Hugo).
